lunes, 1 de febrero de 2016

31 de en. Febrero


Tu velocímetro ya es un enigma
porque un domingo te fundaste 
como una detonación de belleza desbocada,
acelerada, estresada, vertiginosa
como mi conejo blanco del cuento.

No sé si quieres más a prisa,
o tu realidad es de tartán,
no sé si la última sala de tu verdad tiene músculos,
pero desde tu vagón supersónico
todo lo atraviesas, sin parar de sorber,
y perdida, dando vueltas, te recompones
y hasta a veces te incorporas como la mujer más sabia del mundo.

Yo soy la audiencia que ve a la trapecista
yo soy el ojo contenido que mira el despliegue
de todo ese trance que es tu vida latiente.
Nunca pagué esa entrada pero siempre me quedo y repito,
por alguna extraña razón de los adentros.
Nunca se olvidará tampoco ese giro horizontal,
y menos tpda la prórroga de ternura que se posa tras Él.

Mi volcán dormido espera como una piñata
a que se fundan los hielos del descubrimiento, 
entre fósiles de libros y espejos del pasado, 
como una versión fresca y cómica de uno.

Susurro a mi perro lo que me fascina de ella,
intento resolver ecuaciones del sexo veloz,
sigo sintiendo un electrón con su cara y su nombre,
confirmo, celebro, disfruto, esta atracción