viernes, 21 de noviembre de 2008

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Nacho en esa trascendental mañana sí había desayunado.Erráticamente acabó comprando 2 medias lunas en la panadería Elmo del barrio de Marta. Su anciana propietaria por fin había encontrado sustituta. Fue la empleada anterior la que había proporcionado a Nacho un minuto de gloria en prime time televisivo. Un cliente que debutaba como tal en ese comercio fue asesinado por la susodicha de forma absurda, sin mediar palabra ni historia previa, envenenándole un cortado largo sin sacarina. Cuando Nacho una semana antes fue requerido a pie de calle por un reportero de Telesol micrófono en mano, dejó confundidos a 3 millones de espectadores que buscaban obtener fe de la normalidad terrenal clásica, de todo vecino asesino:

- No, no era una persona ni un poco normal (él se imaginaba el rótulo "vecino de la víctima" bien grande debajo del plano, y los vecinos agolpados le miraban con la boca abierta), estaba ida, loca saben? y le diré porqué. Sin ir más lejos. Hace un mes quise comprar unas croquetas, y no paraba de decirme cosas en bajo, como poseída levemente, hasta que me hizo preguntarle qué decía. Con el lenguaje de labios supe descifrar un enfático "no-los-cojas-son-de-ayer, no-los-cojas-son-de-ayer". Clarísimo. Sabía hablar... no era muda... sí era madura... las croquetas parecían perfectas... su jefa ese día no podía oírle porque no vino a trabajar... Enseguida pensé que un homicidio era factible o el teatro había perdido una gran musa.

Los vecinos le miraban como a una persona hueca, sin dejar de sonreír a sus primos del pueblo por la cámara, y alguno asentía, porque en la tele sabían que siempre se debía asentir y aplaudir, como si sólo los notables saliesen por ahí, como si fuese un lugar de lo digno, un vestigial respeto por lo inventado.
Finalmente, el reportero soltó un "ya" que daba la razón a Nacho tanto como la quitaba a un loco, y miró al cámara resignado antes de indicarle la hora del bocata.

En su currículum reporteril Nacho también contaba con unas declaraciones francas a más no poder tras salvar alguna vida en el accidente del autocar de Transvía de hace 5 años: - Bueno, empecé a sacar cuerpos atrapados y a hacer reanimaciones cardíacas. Es que no tenía nada mejor que hacer en ese momento saben.
Punto. Nacho era así. Franco, frío y mecánico en sus análisis, con el alma de una tostadora o una miniprimer; pero con un temperamento que era la mermelada viva que rellenaba esa apariencia metálica.

- Marta, no puedo pasar una hoja del puto periódico ese sin que el olor rancio de cada página me diga cada jodida vez, que me he equivocado cada mañana que iba al trabajo ostia
(Marta sabía lo que decía)...

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